El escritor le habla a un lector indefinido, pero que de algún modo imagina que tiene que ser como él, alguien que no se deja ahogar del todo por los cien mil atractivos de Oklahoma y en cambio se muestra interesado por el esfuerzo grandioso que hay que hacer, a menudo un esfuerzo secreto y más que escondido, para poner en orden la confundida conciencia.
(De E. Vila-Matas)