Puede decirse que este 2011 he empezado con buen pie, al menos, en cuanto al calzado literario.
Los premios y las menciones son siempre bienvenidos, porque te recuerdan de tanto en tanto que lo que haces no lo haces tan mal. Aunque no he podido comentarlo hasta ahora, debido a un primer trimestre literalmente loco en lo laboral, por fin tengo un respiro para el autobombo, que también para eso está el blog de un letraherido.
En enero participé en el concurso Tecnocuento, organizado por Radio 5, con el microrrelato «Cobertura», que tuvo la suerte de resultar ganador de la semana y ganador del mes. El premio en sí es más que anecdótico, aunque tuve la suerte de que se leyera el relato (dos veces) en dos ediciones del programa 5.0; eso sí, el horario de emisión es un tanto peculiar: los miércoles de 01:05 a 02:00 de la madrugada…
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Y en la misma modalidad (¿me estaré convirtiendo en un experto?) he quedado finalista del I Premio de Microrrelatos Temáticos Hipálages, con la obra «Flor en la arena» que será publicada por la Editorial Hipálage en el libro Amigos para siempre. En ambos casos, el envío fue motivado por el Taller Literario en el que participo, dirigido por Lupercalia.
En resumen, dos retazos, dos microalegrías para seguir en la brecha, en la búsqueda, en el camino.
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