Estoy que me salgo

He empezado bien mi andadura literaria en el País Vasco. Nada más llegar, vi que habían organizado un concurso de microrrelatos solidarios con motivo del Día Mundial de los Derechos Humanos. En plena vorágine de novedades, decidí probar suerte: me salió un pequeño (muy pequeño) relato con cierto aliento poético. Se llama Diferente, y podéis leerlo aquí. No se asusten los incautos si no entienden nada cuando comiencen a leer: han puesto primero a los ganadores de la modalidad de euskera. Abajo del todo ando yo.

Como en las fotos salgo fatal, y además de artista (o tal vez precisamente por ello) soy vanidoso, dejo aquí otro enlace con la noticia publicada en la página web de la Universidad. Ahí dan más detalles sobre la cantidad de participantes, los jugosos premios y demás. Con lo de «jugosos» no estoy ironizando: la mayoría de los certámenes de microrrelatos otorgan micropremios, y este no está nada mal. Sin ir más lejos, hace unas semanas organizaron un concurso de nanorrelatos los de El País, y el premio consistía en un mísero lote de libros de una colección ya entregada. Huelga decir que en ese caso no me cayó ni la pedrea, aunque me consuela saber que se presentaron un millar de relatos. Algún día pondré colgaré aquí alguno de los menos malos que presenté.

En fin, que al final me voy a hacer un experto en microficciones, oigausté. ¡Y a mucha honra!

Dos microalegrías

Puede decirse que este 2011 he empezado con buen pie, al menos, en cuanto al calzado literario.

Los premios y las menciones son siempre bienvenidos, porque te recuerdan de tanto en tanto que lo que haces no lo haces tan mal. Aunque no he podido comentarlo hasta ahora, debido a un primer trimestre literalmente loco en lo laboral, por fin tengo un respiro para el autobombo, que también para eso está el blog de un letraherido.

En enero participé en el concurso Tecnocuento, organizado por Radio 5, con el microrrelato «Cobertura», que tuvo la suerte de resultar ganador de la semana y ganador del mes. El premio en sí es más que anecdótico, aunque tuve la suerte de que se leyera el relato (dos veces) en dos ediciones del programa 5.0; eso sí, el horario de emisión es un tanto peculiar: los miércoles de 01:05 a 02:00 de la madrugada…

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Y en la misma modalidad (¿me estaré convirtiendo en un experto?) he quedado finalista del I Premio de Microrrelatos Temáticos Hipálages, con la obra «Flor en la arena» que será publicada por la Editorial Hipálage en el libro Amigos para siempre. En ambos casos, el envío fue motivado por el Taller Literario en el que participo, dirigido por Lupercalia.

En resumen, dos retazos, dos microalegrías para seguir en la brecha, en la búsqueda, en el camino.