Elecciones

En esta semana tan electoral, dejo aquí un par de microrrelatos inéditos que presenté una vez a un concurso y que, por desgracia, no obtuvieron premio alguno.


Suspicacia

Tratando de no sucumbir a sus ojos de serpiente, la interventora seguía atenta a cada finta o maniobra de mano enguantada con que acechaba la urna aquel tétrico y fastidioso votante prestidigitador.


Taras

El desalmado votaba con la cabeza; el ahorcado, con el corazón.

Estoy que me salgo

He empezado bien mi andadura literaria en el País Vasco. Nada más llegar, vi que habían organizado un concurso de microrrelatos solidarios con motivo del Día Mundial de los Derechos Humanos. En plena vorágine de novedades, decidí probar suerte: me salió un pequeño (muy pequeño) relato con cierto aliento poético. Se llama Diferente, y podéis leerlo aquí. No se asusten los incautos si no entienden nada cuando comiencen a leer: han puesto primero a los ganadores de la modalidad de euskera. Abajo del todo ando yo.

Como en las fotos salgo fatal, y además de artista (o tal vez precisamente por ello) soy vanidoso, dejo aquí otro enlace con la noticia publicada en la página web de la Universidad. Ahí dan más detalles sobre la cantidad de participantes, los jugosos premios y demás. Con lo de «jugosos» no estoy ironizando: la mayoría de los certámenes de microrrelatos otorgan micropremios, y este no está nada mal. Sin ir más lejos, hace unas semanas organizaron un concurso de nanorrelatos los de El País, y el premio consistía en un mísero lote de libros de una colección ya entregada. Huelga decir que en ese caso no me cayó ni la pedrea, aunque me consuela saber que se presentaron un millar de relatos. Algún día pondré colgaré aquí alguno de los menos malos que presenté.

En fin, que al final me voy a hacer un experto en microficciones, oigausté. ¡Y a mucha honra!