Esta historia comienza una noche de verano de 2006, en una discoteca. No tengo fotos de entonces, pero he encontrado un vídeo de una similar, en el mismo sitio, que da una idea de las circunstancias en las que abordé por primera vez a José Tomás.
Otro José Tomás.
José es su nombre, Tomás su apellido. Yo soy José Tomás, es mi nombre compuesto; aunque solo sea por eso nuestros caminos estaban destinados a cruzarse. José Tomás es el director de Tablas Teatro, fundada en 2002 con un grupo de aficionados: actores, bailarines, diseñadores, músicos, fotógrafos, tramoyistas, utilleros, peluqueros, maquilladores, etc. Habían estrenado El gran teatro del mundo, La malquerida, La venganza de Don Mendo o Yerma, entre otras.




Yo había escrito La casa del arte, una obra de teatro que logré estrenar en Granada. Cuando vi a José en el Embajada Summer Club, le comenté que quería hacérsela llegar, por si le interesaba realizar su propia versión, para mis paisanos. Quedamos en que le mandaría el texto, lo hice y, cuando me respondió, lo hizo con una propuesta distinta. José Tomás tenía la idea de trabajar con una obra original, desde Almansa y para Almansa, sobre la Batalla. Debía estrenarse en 2007, para que entrara en los actos oficiales del tricentenario.

Porque en el año 2007 se cumplían 300 años de la Batalla de Almansa. Con motivo de la efeméride, asociaciones y entidades locales desarrollaron actividades para acercar al gran público lo que significaron aquellos días para Almansa, España y Europa. Entre ellas, se encuentra la Recreación Histórica, visitas guiadas, carreras deportivas, conciertos de corales o la fundación de un Centro de Interpretación Histórica.
Faltaba la guinda: el teatro musical. Dije que sí.
Proceso
La obra debía encajar en el género de drama histórico. La documentación resultaba fundamental. Por fortuna, tuve la ayuda de varios expertos:
- Enrique Gil, historiador, revisó imprecisiones en la obra terminada, me contó pasajes oscuros de la historia y me puso en contacto con el resto.
- Hermino Gómez me hizo una visita guiada por los campos de la Batalla.
- Joaquín Enríquez de Navarra me enseñó su palacio, donde se firmó la capitulación de la Batalla y se alojó el Duque de Berwick.
- Mi profesor de historia del instituto, Jesús Gómez Cortés, dinamizador de las jornadas de estudios locales, me recomendó varios libros, empezando por este.
Tras documentarme, convertí el material en argumento, incorporando elementos que anclaban el conflicto al Conflicto. Hice fichas con calendarios, perfiles de personajes, vocabulario de la época y dibujos para los cuatro actos, cuyo camino iba de lo íntimo a lo universal: el molino familiar, la casa ajena, la plaza del pueblo y el campo de batalla.
Surgió del mismo modo el tema principal. Igual que Almansa fue solo el escenario azaroso entre dos ejércitos, los personajes se encuentran entre dos polos. Y había multitud de ellos: desde nobles a rameras, pasando por soldados, ermitaños, desertores o monjes. Esta proliferación de tipos buscaba la empatía de un público que suele tener un conocimiento próximo de lo que se representa. Para esto, tomé otras decisiones, como usar nombres y apellidos de familias célebres del pueblo, palabras y dejes propios de la zona y narrar el origen de una tradición local: el personaje de Antón, el hijo de Francisca Delirio, se descubre como el Vitorero.
Por otra parte, atado a tantas exigencias externas, decidí tomarme algunas licencias, para románticamente sentir que, pese a ser un trabajo «de encargo», La mitad del camino no podía haber sido escrito por otra persona. Ejemplos:
- La protagonista se llamaría como mi abuela materna.
- Hay escenas de tipo surrealista, en la que los personajes se debaten entre dos fuerzas o deseos.
- Las acotaciones son personales y poéticas.
Aparte de la escritura, el proyecto exigía un esfuerzo de coordinación con otros artistas.
Empezaré hablando de la música. Tras escribir las letras me grababa a mí mismo entonando la melodía que me imaginaba en un reproductor de casete con micrófono y, después, le enviaba la grabación a Sonia Megías, que la adaptaría, mejoraría o desecharía. Aquí dejo un enlace a una ficha sobre el proyecto de composición específico para La mitad del camino.
La partitura compueta por Sonia fusionaba el folklore local de la época con el musical americano de los años 80, y fue interpretada no solo por los actores, sino también por un quinteto de metales, una orquesta de cuerda, un cuarteto de saxos, catorce solistas, un coro SATB, una banda de rock y una bandurria.

La puesta en escena musical estuvo protagonizada por el Coro y Orquesta del Vinalopó, con los directores Juan Luis Vázquez y José Antonio Pérez Botella. Uno de los objetivos de José Tomás era tender puentes entre Levante y Castilla para olvidar el viejo dicho de «Quan el mal ve d’Almansa, a tots alcança».
En cuanto a la escenografía, José Tomás tiró de sobriedad, sobre la que destacaba el colorido del vestuario, con las tonalidades de la tierra. Por otra parte, la también almanseña Ana Isabel Almendros montó varias coreografías que aportaron dinamismo.
Resultado
La obra se estrenó en el Teatro Regio de Almansa el 15 de diciembre de 2007. Se representó tres días consecutivos, llenándose el teatro el sábado y el domingo y lográndolo casi también el lunes.

Las prisas, ciertas bajas de última hora y los retrasos hicieron que el resultado no cumpliera las expectativas de los más exigentes. Para algunos resultó demasiado larga, tal vez por la falta de fluidez.
En retrospectiva, creo que las escenas surrealistas ralentizaron la acción, por lo que también yo tuve mi parte de «culpa». Más adelante, en un taller Fermín Cabal analizó una de las escenas y señaló que la protagonista no era lo suficientemente activa. En este caso, creo que su pusilanimidad estaba justificada por el bloqueo que le producía estar en mitad del camino.
Con todo, esta es mi obra artística más «consumida»: el Teatro Regio cuenta con una capacidad de 700 personas; además, la grabación de la obra ha sido emitida infinidad de veces por la televisión local.
Para colmo, mi propia abuela, la verdadera Francisca Delirio, asistió a una de las funciones y cuando oyó su nombre llegó a decir algo así como «Anda, si soy yo». En ese momento nadie lo sabía, pero ella estaba al final del camino. El 12 de enero de 2008 falleció de manera repentina. Me queda el consuelo de que tantas prisas por estrenar en 2007 valieron también la pena desde un plano emocional.

Siempre creí que se podía publicar el texto junto con las partituras, para que quedara en el ayuntamiento o en la biblioteca municipal, disponible para aquellos que quisieran volver a darle vida. Lo llevo rumiando con Sonia Megías desde hace tiempo, pero siempre, por alguna razón, lo aparcamos.
Hace poco, me he puesto en contacto con José Tomás, para ver si se puede hacer algo, aprovechando que el año que viene se cumplen 15 años del estreno.
Puedes leer el primer acto de La mitad del camino aquí. Si estás interesado en leer la obra completa, ponte en contacto conmigo.